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mayo 29, 2007

Elección Capital

El Ciudadano Común vota, FOR FAI

mayo 14, 2007

Regalo

Alguna vez regaló la estrella más resplandeciente del firmamento. No entendía muy bien el objeto, pero otra cosa hubiese sido menos. Era un regalo y nunca tan sentido. La conoció de hecho, aquella misma tarde, y tan sólo bastaron las horas, para que la luz cesara, y aquella estrella tuviera su nombre, tan sólo en una charla.
La brisa del mar, quizas, o tan sólo el rumor de las olas a tan pocos pasos suyo fueron esa mezcla mágica que los hizo uno sólo en la inmensidad.
Desde aquella noche, su mente estaría en otro lugar, en otro tiempo, junto a ella. Escribió poemas inconexos, letras demenuzadas y diatribas sin sentido. Nada de eso vio ella, que nunca pudo imaginarlo siquiera. Sus ojos lo encandilaron, y fueron sus lunas en aquellas noches de soledad. La recreó por cientos de horas, la imaginaba y la desnudaba en cada tormento al que sus pensamientos lo llevaban. Fue un mate, pensaba, un mate que él invitó y todo cambió. Pero pudo haber sido distinto...y dónde estará ella ahora que la piensa?
Vinieron las lluvias, de esos dias interminables, pero esa noche en esa tormenta, nada pudo detenerlo, el encuentro se hizo cuerpos, y la felicidad eran soles eternos, de un candor inexplicable. Todo en aquel lugar era tan misteriorso como infinitamente delicioso. Bailó y cantó como nunca antes y quizás sin dar cuenta que de ese otro lado estaba ella, contemplándolo con esa sonrisa de cielo... pensaría en un desquiciado? en un demente sin causa? nunca se le ocurrió pensarlo y no lo ha hecho desde entonces. La plenitud de ese momento fue estrepitosa en su pequeño mundo de estables figuras y equilibros permanentes.
Entendió que ese era verdaderamente él, con su corazón multiplicado y su alma entornada al mundo, que ella lo había vuelto desquiciadamente feliz y su cuerpo estallaba en sus brazos, en sus besos, que eran todo su cuerpo. Todo en él era plenitud. Y con eso quedaría.
Él le regaló una estrella en esas costas perdidas del mundo, pero allí, en esas mismas costas, enterrado entre el mar y el firmamente, murió su corazón, el día que lo dejó, con su estrella y sus soles, a la espera, de una mujer, que quizá, tan sólo soñó.

mayo 03, 2007

"A donde vayan los iremos a buscar"


Nerviosas, inquietas, con ese dolor de estómago que producen los nervios. Listas para enfrentarse al mayor culpable de la muerte de sus hijos, para estar cara a cara frente al soberbio y desfachatado destituido jefe de gobierno, estas madres emprendieron el camino hacia la cena donde era el invitado de honor.
Sus corazones latían apresuradamente, pero una fuerza interior les daba la serenidad necesaria para esta pequeña pero “inmensa” batalla. Con las entradas en mano, traspasaron la puerta instalándose en las largas mesas ya preparadas. El destituido se hizo esperar. Llegó saludando a todos, mostrando una amplia sonrisa. Las madres esperaban el momento propicio para acercarse a él. Entre el primer y segundo plato comenzaron a recorrer el pasillo que las llevaba hacia la mesa central, con las fotos de los 194 hijos en alto, hasta acercarse a él, quién se encontraba comiendo. Al llamarlo por su nombre, sonrisa de galán venido a menos, le dicen: “Los chicos de Cromañón presente, ahora y siempre. Corrupto, hacete cargo, 194 muertos, donde vayas los chicos y nosotros siempre vamos a estar. Ellos no te van a poder votar, aceptá el debate que te propusimos los padres de Cromañón ¿tanto miedo le tenés a estas 194 caritas, que no aceptás el debate propuesto por los padres? Los chicos de Cromañón presente, ahora y siempre”.
Se produjo un silencio abismal. El aire se cortaba con cuchillo. Todos quedaron atontados por el valor y coraje de lo realizado por estas madres, que recorrieron el pasillo central hacia la salida, mostrando a todos los comensales las fotos de los 194 hijos, volviendo a repetir: “Los chicos de Cromañón presente ahora y siempre”.
La expresión del rostro de Ibarra fue inolvidable: atragantado con la comida, palideció, no pudo emitir palabra alguna, su expresión se tornó más miserable que la de costumbre. Sintió el golpe dado por estas madres, sin agresión de ningún tipo, sino inteligentemente mostrándole los rostros de los chicos que hoy ya no están por su ineptitud, inoperancia y corrupción.
Dejando atontado al “inútil”, las madres se retiraron del lugar. La cena no dio para más. Molesto se retiró al poco rato, con un sabor amargo en la boca producto no de la cena, sino de la sorpresa y actitud de estas mujeres que lo enfrentaron tan dignamente delante de 400 comensales.
Estos hechos le harán recordar durante toda su campaña política que: “Vaya donde vaya, siempre se encontrará con alguien que le recuerde, que por su falta de responsabilidad hubo un Cromañón”.

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