*

*

junio 07, 2007

Espanto de realidad

Se levanta con estupor de un sueño mal habido. Rechaza con sus manos, un episodio desdichado de un futuro incierto, y reza sin saberlo, que la dicha le perdone haberse escondido entre las sábanas aquella noche.
Se levanta ensimismado en esa nube que son sus ojos, lo tiene entre ellos y no comprendo lo que ha sucedido.
Se enrosca en sus sábanas, acaloradas y húmedas. Resucitado de esa ventura que no supo comprender, abre los ojos por fin, y ve la oscuridad más completa.
Sus pies están fríos, helados a comparación del ambiente tupido de madreselvas y bosques frondosos. No los ve, claro, pero siente el murmullo de las hojas en su habitación, y los insectos putrefactos que rodean su cama.
No quiere salirse, sigue enrollándose en su desnudez, en su pútrida morada, que ahora, es su eternidad y comienza a retratarse en mil años, su cuerpo infecto e inexistente y esas manos que ahora limpian una lágrima no estarán, sólo esas lágrimas que ahora tocan el suelo se mantendrán incólumes, convirtiéndose en testigos de un tiempo mejor.
Los pies helados encuentran la sábana perdida, las vuelve hacia sí y allí, sólo allí vuelve a soñar.
Se levanta de la cama, son las 7.35 y va a tomar el desayuno

Seguidores

Nadie cuenta