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diciembre 11, 2007

Tan dentro de todo

Qué sucede que hace tanto no aparecen líneas nuevas en este blog? Qué pasa que nada cautiva mis ánimos y las musas brillan por su asencia? Qué pasa que no tengo intenciones de recalar nuevamente en esos viejos y trillados mecanismos de autoindulgencia que recluye al literato (cuac!) en esa farsa de la cotidianeidad "que lo afofa y que lo aplasta", como si fuera un argumento lo suficientemente válido para escaparle al acto vital de traducir en palabras algún pensamiento.
Supongo que por esa razón intento romper con esta mediocridad a la que me expuse sin miramientos y que hoy en un intento desesperado de salir de la apatia que me circunda, vuelvo un poco a lo que antes me contagiaba de luz.
Llegado un punto, en el momento exacto, exactísimo, en el que uno se da cuenta, en el que uno es conciente del absurdo de la vida, es ese instante y no otro en el que no puede escaparle más a esa sensación y todas sus acciones tenderán en parte a reconstituir ese absurdo, volverlo visible, sacarlo del anonimato y hacerlo vívido para todos.
Esa desesperación, ese darse cuenta en un instante nomás, que somos ser(es) sin más significación que la mera factibilidad que hoy estamos aquí, pero mañana quién sabe! qué somos producto de una rareza, de una posibilidad indiferente de haber nacido y "ser" tan solo ser... qué desesperante quietud la de no tener más que la sensbilidad para ver en el otro a un ente dotado de todas esos universos, para captar su absurdo y que de no lograrlo mantienen en constante tensión, todo ese gran velo llamado sociedad, lleno de titulos, de acciones, de pensamientos y eticas comunes tan conservadoras como rebeldes, todas ellas imbuidas de una vacuidad sin contraindicaciones que no hacen más que expresan en el fondo meros gestos, muecas de vida, simples bochornos de vidas que no han ni siquiera rasgado ni comprendido.
Pero llegar al absurdo, llegar a concebirlo en la sangre, en el cuerpo, en el cielo que nos tiñe todo, cree uno que puede hacer llegar su versión a su compañero, a su amigo, su hermano y aunque todas esas palabras en el absurdo no signifiquen ya nada...hacer llegar y hacer comprender algo que naturalmente debe acaecer en un reducto unico y personal y que nada ni nadie puede en el fondo trastocar... hace que intente este ejercicio imposible de salir del tiempo, contemplar las lineas escritas hasta aquí y mover toda esa gran pantomima de tiempos y horas y calendarios... Qué qué importa si hace dos meses no escribo, si es lo mismo que no hacerlo...o que hacerlo mal, o bien, que nada importa más que el estar y el entender por fin, este cielo que nos cubre a todos por igual.
Creo que no tiene sentido, escribir ni vivir, para el caso da lo mismo, sin embargo, también vale la pena intentarlo.

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