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febrero 20, 2008

eclipse

Luna roja dicen los titulares, salen a las plazas! Sombras que acortan las visiones y desesperados se compran espejitos para sus balcones. ¿Qué mirarán mientras tanto, allí tirados en sus lonas, los del parque Lezama?
El chango san juanino, venido de sus tierras, que hace tantas lunas se cobija bajo su única sombra, qué puede asombrarlo, ahora que en los canales la lucecita la pasan en cadena nacional, por el cable del porteño.
¿Qué milagros espera concebir, ahora en esta noche estrellada, qué ilusiones alternan su visión, observando la luz aplacada?
Cómo contemplar de igual forma la luna, con esos ojos de turista, con que ahora se reúnen tantos con el pescuezo en alto, quizá por vez primera, bendito ellos, obervando lo que la tele les ifnorma. Están allì con sus lentes prismáticas, con sus pilchas de noche, recorren en sus vidrios polarizados y sacan a pasear su humanidad por el aire de la luna.
Como entonces comprararse, con las lágrimas del chango, que a solas llora con su lunita, en ella que pretende alguna mención, al menos alguna certeza a sus desdichas.
Dicen que "por única vez roja ha de ponerse"... pero bien saben los changos del parque que roja es la sangre de sus heridas, de las querellas verbales, de la violencia de los vejámenes. Roja es la tierra de la que han nacido, que han parido con dolor los viajes del destino, con las noches encima y su luna siempre bien arriba. Saben que lo que oscurece, lo que se tiñe de negro, es el alma de aquellos, que ahora van pidiendo pista para hallar su lugar en la silla.
Qué pensará el botija, sentado en el cordón de su guarida, tomándose un vino y riéndose de los quías que orgullosos esperan el día, como si de compras se encontrasen.
La noche se oscure, bien pronto los visitantes irán derechitos a sus camitas, su te y sus comidas, recordando las magistrales aventuras de una noche en la ciudad, mirando el vaivén del cosmos, será noticia mañana mas no pasado... sin embargo el chango mantendrá ese secreto inmaculado con la blanca luz que acompaña sus miserias.

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