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noviembre 25, 2008

Instantánea

Todo se vuelve un click, un blanco y negro. Sepia. Cartón. Película invisible
Las calles, sus vidas, sus grietas, sus melancólicas estelas de dolor, gritan y aullan, sin mirar. Una foto.
Un perro y su basura en plena city y pasando casi invisible, como todo, el señor de corbata. cliiick.
Dos turistas holandesas impactadas, un niño albanés, tocando su decrépito acordeón y a su lado, la hambrienta hermana desdentada. ccccliccck.
Papelitos con ofertas, lsd´s en una esquina y un ciruja escupiendo algún insulto arrabalero, la soledad de la calle. Clikkk.

Película del momento, imágenes de una lucidez. La eterna mirada hacia la verdad revelada, digitada.  La foto, en la cabeza, un disparo de luz, una apertura del diafragma-corazón y un estampa de la vida. Una receta, un momento sublime, un especie de zozobra al mundo que nos rodea.
Y se vuelve foto, sin relieve, sin textura, la más llana escenografía del infierno-paisaje. 
Clicks cotidianos, clisés. Callan y así estallan siempre, brutos pedazos de bosta en la cara alargada de tu señora mayor. Tomá! Click.
Otros no importa! la viven, y qué más da. Sin película, sin rollos, sin sentido de existencia, caminan coloridos, en sus colores mantequita
Ellos la ven pasar, ellos sigue sonriendo, click


noviembre 12, 2008

Encuentro

Siento todavía el perfume de ayer, el de años que perdura toda la vida. Impregnado todavía en mi piel, en mis ropas y en mis noches, sigue ahí perenne, porque hoy tengo la certeza, nunca se fue. 

La brisa de la noche me trae el recuerdo de todo lo vivido. Es una estela para ver más allá. Los años que fueron son también los que vendrán. 

Y en un suspiro toda tu ternura, tu mirada inalcanzable y tus labios de espuma.  Tu piel y la mía disfrutan indiferentes al mundo tantos besos contenidos, tanto tiempo imposible, tanto tanto. El rumor de tu camisa, de desprende sin mediar, para sentirte por fin.  Tu transpiración se entrelaza con nuestras almas gimientes. Ahora el perfume del sexo lo inunda todo. 

Una noche, como esa noche, todas las noches y ninguna. Son imposibles que se vuelven sueños. Sueños vueltos estrellas, iluminando el infinito. Tiempos paralelos, mundos lejanos. Se suspenden por ese instante, que es eterno, todos los miedos, las inseguridades, toda la desconfianza y la soledad. 

Y si me entendieras! cuán difícil es todo.

Otro suspiro. 

Sin sentido y sin razón. Tiene un punto y un volver a empezar. De nuevo mil miedos nuevos, mil cuentos por decir, mentiras que sostener y un mundo real que vivir. Todo cae en ese instante y son dos, solamente almas unidas por lo inverosimil e inexplicable.

Entonces te despido en otro suspiro que se desvanece, otro sueño imposible, otra noche hecha para los dos, que desaparece con nosotros. Una vez más, un hombre y una mujer, encontrándose para dejar de existir, otra vez; hasta volverse a encontrar y volver a morir.

noviembre 06, 2008

Aprendo

La rayuela se juega con una piedrita que hay que empujar con la punta del zapato. Ingredientes: una acera, una piedrita, un zapato, y un bello dibujo con tiza, preferentemente de colores. En lo alto está el Cielo, abajo está la Tierra, es muy difícil llegar con la piedrita al Cielo, casi siempre se calcula mal y la piedra sale del dibujo. Poco a poco, sin embargo, se va adquiriendo la habilidad necesaria para salvar las diferentes casillas (rayuela caracol, rayuela rectangular, rayuela de fantasía, poco usada) y un día se aprende a salir de la Tierra y remontar la piedrita hasta el Cielo, hasta entrar en el Cielo, lo malo es que justamente a esa altura, cuando casi nadie ha aprendido a remontar la piedrita hasta el Cielo, se acaba de golpe la infancia y se cae en las novelas, en la angustia al divino cohete, en la especulación de otro Cielo al que también hay que aprender a llegar. Y porque se ha salido de la infancia se olvida que para llegar al Cielo se necesitan, como ingredientes, una piedrita y la punta de un zapato.

Rayuela. Cortazar.

noviembre 03, 2008

se(r) constituye(nte)

Venía masticando ilusiones, rumiando la voluntad cansada y obsoleta. 
Estaba esperando sin más, que el tiempo pase, que la imagen me deslumbre o que el mundo por fin estalle, 
Sintiendo entonces la musiquita en mi cabeza, empezaba a caminar el empedrado de ese barrio, bah. Callecitas de un misterio llamado lugar.
Tierra herida, de tanta sequía y los sueños deshilachados de tanta agua bajo el puente. Tanta sabia semilla, de tanto brote por desborde. De tanta violencia sin palpar. 
Entonces preguntaba, que qué tanto cielo haría falta, para tanto corazón deshecho. Qué podía salir y disparar y que si no pasaba tampoco iba a cambiar.
Preguntaba caminando y en el andar la duda se iba desperdigando, allá  entre mis zapatos sucios, mis tobillos dolidos y una lluvia que no espera arrancar. 
Ahí mismo  la montaña. Ahí o allá. Dónde está?, En definitiva no parece tan grande. El horizonte chiquitito ociquea las nubes desinfladas. El cielo eterno, tan eterno como el sol, sí! claro, calentamiento global.
 
De ser así, porque no hervirnos en una olla, entre zapallos y bananas. Que ya todo se acaba, no cuesta nada arrancar. Que si no es ahora, cuando! Que sino es ACA, donde más!?

Dejame soñar un poco, dejame quedarme aca

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