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diciembre 24, 2010

infiernos

queman las teclas del teclado, el infierno en caracteres y símbolos me toma de mis manos, y las estropea contra el teclado, este. este. este que ahora estoy soltando.



como un rap, de los sesentas, la ternura de terciopelo de los setentas
el punk pirata de los ochentas y una nada de siglo pasado

sinestecia del día después,
ver a colores los números y letras mientras lees, oler el perfume del rojo
y tocar el destino con fa

canto en la escena de ayer
y grito en la escena del presente
y lloro la que será

tiempo perdido
jornada dudosa
tiempo aciago
hora dudosa
tiempo camelo
segundo de vida

tic-
tac

tic-
tac

tic-
tac tac


tiempo de nadie, palabras vacías, estructuras servidas, acólitos advenidisos, entretenido público y nadie más.

Las palabras carecen de campo de batalla,
las letras sólo importan en su movimiento perpetuo
no hay
pena por lo dicho
no hay
congoja por lo decido

diciembre 21, 2010

amada subterranea

En el filo del espejo, en la esquina inferior de la ventana de un reflejo, el gesto atendible de la pollera ligera, ondula en el trajín de la espera.
Frente a un mundo que nadie podrá observar, ahí la tela se entrega al espejo, lo observa esquivo mientras danza la tela presa del viento inconsciente.

Las piernas ahora desnudas por el viento encienden el lienzo, asoman y dan cuenta al mundo de la osadía.
También son ellas presas del reflejo, piernas movdeizas, en el que la prenda se sostiene ojeando la esquina. Quedan quedas aguardando el envión que se arrastra tras los pasos del viento torbellinado

El reflejo se apaga, en los costaditos y al margen, se destapa de a poco la tarde que requiere reverencia
Se apaga la luz, el espejo saluda la amada subterránea

diciembre 20, 2010

lunas


viste la luna hoy?
Estaba rebosante
con los ribetes llenos
sin bordes y redonda
tan blanca brillante y con ese terciopelo
de nebulosa que parece recorrer su cintura.

No pudiste ver, acaso
las lineas imantadas de luz helada
en la noche oscura
relampagueando el horizonte?

O no sentiste, por cierto
el contorno taciturno en la tarde tardía
y el cielo como estallando de azul furioso
y tu luna encintada al muro del cielo
brillando en sí misma, sabiéndose mimada

Eclipse que disparás
este día macabro
donde la luna te acata y apaga
por un rato su maleficio

el mundo está contemplando
un poquito tan sólo
de su propio artificio

diciembre 18, 2010

tras la luz el vacío y la ventana


El ambiente azul, el contraste con la roja madera de piso y la luz flourecente brillante del velador. La cantidad de luz, es suficiente para iluminar, el amarillo brillo de la vela apreciendo tras las ventanas, una habitación a oscuras.

La negra sombra en las paredes blancas, ronquidos quedos de una bocina lejos, amague tierno de un zumbido de charlas, lejos en cualquier continente, lejos de éste.

tras la luz y las ventanas,
el silencio total
del vacío perfecto,
en esa bomba de vacío que se precisan
para hacer estallar en mil pedazos el tiempo y la historia

El silencio total, música preciosa que ensordece los paisajes, llenándolos de chocolate y golosinas. Un paisaje de doscientas musas y quinientos poemas. Detrás de la tenue luz de vela encendida, danza quieta  la llama con el preámbulo del viento, que asoma por la hendija entreabierta de la ventana blanca.

Tras la luz,
el vacío
y la ventana.

Una conmoción de hombres y mujeres,
de juegos y sueños
donde todo se confunde
funde sin sentido el sentido del orden.

diciembre 11, 2010

sin sueños ni anticipios

llagas
del olvido
y algún quejido

el murmullo de su voz
no la recuerda
su presencia, en cambio
murmullo de lo recordado


viento
que estalla,
y el sonido huracanado
y los árboles gritando sus hojas
y en las calles
desiertas
hacen tronar el tiempo

quejidos del olvido
lacerantes heridas
son silencios dormidos
sin sueños ni anticipios

diciembre 09, 2010

Balcón de flores

Hubo un vaso que se cayó en medio de la luz brillante del balcón. Cayó, embebido de tristeza, desparramó su dulce néctar por los pisos semi destruidos de esa propiedad vencida, caída, tardía, desapropiada.

balcón de ilusiones -sin mayúsculas empieza el nuevo párrafo, cayeron por ahí unas cuántas ráfagas de ceremonias, de verano, de primaveras. Ceremonias de flores también desapropiadas, -y nuevamente mezcla las palabras, las repite como un loro- baldosas vencidas, tardes caídas por el vaso de néctar desparramado por el pie infame que avanzó esa noche sin puntos ni comas para que el que quiera entender

Desparramando su bilis, el vaso corona una eternidad de noches celestes, cielos vírgenes, sueños desamorados y un montón de recuerdos apiñados en un rincón. Allí, en la sombra de acá nomas, entre tanto mameluco y trabajos inacabados. Allí están, las sombras de los montoncitos apiñados.

La compu, lenta, destaca la imposibilidad de crear en la noche abrupta de sensaciones, lentas caminan, como caracteres serigrafiados, palabras descoyuntadas, desfiguradas, desapropiadas, ahora sí, -con la razón de la  narración - que alguna vez tuvieron sentido.

Y la música , que también se repite, rompiéndose en su anonimato, de multiformidades atroces. Mil caras, mil gestos, infinitos encuentros. La música es una nota. U-N-A nota. Cuál, cual! Algunos viven buscándola en los restos de basura, en los tachos infestos de cultura, en los museos y en las pancartas políticas.

Dame un poco de tu presencia, -Oh, primera persona del singular que apareces como un estiércol en este texto para el olvido- de ese ser inconmensurable que se estira en los vapores del tiempo y me permiten iluminarte con una linterna de deseos, todo mi ser.

En un segundo, y nada más. Un ruego, y nada más. Un segundo. Una poesía, una nota.


Prosigo prosaico esta angustia letrada, poniendo palabras al llanto, a lo que no quiere retroceder. Y entonces el tiempo, que tampoco retrocede y sólo avanza, como la larva en el piso mojado por este vaso roto en mil pedazos, transcurre en un inmenso parántesis de infinitas comas, puntos y diéresis. Nadie entiende que aquí es donde pululan la luz, el fuego, la tierra, el aire y la nota.

Pero la espera, eterna búsqueda de sostener el tiempo en un tendal de sentidos. Nada, nadie podrá jamás acompañar el sentido de la espera, como un punto irremediable en la certeza absoluta de la existencia humana.

Hablas de amor! Como si se te ocurriera pensar en tal cosa. Un soliloquio de improcedentes conclusiones sacadas vaya uno a saber de dónde! Hablás de infinito, y apenas conoces tu universo!

El comienzo de todo, no nos olvidemos - Ah ! y ahora el plural de un yo compartido; escritor nervioso, miedoso, no se anima a volver a la singular aseveración- un vaso desparramado en la estepa del balcón. regando con saña las orquídeas perfumadas que da tu primavera.

Y mientras ese charco infame de sueños inundados va regando flores y cayendo en el anónimo cauce de la rejilla, nosotros explotamos el sexo imprudente. Ese sexo de dos, mil hombres y mujeres sueñan y sueñan. Y como un castillo construimos, imágenes prudentes de un futuro imposible. Creyendo que todo puede suceder, prendiendo un fósforo, quemando el alchool, que tiñe baldozas de estiercol, aquí justo frente a nosotros, en este balcón.

diciembre 06, 2010

descripciones y una aseveración

Cielos en su boca,
nubes acariciando su lengua,
blanco piano de escalas cromadas

esquirlas de truenos, rodeando sus dedos
rocío sereno en su piel terciopelo
sequedad terca, de uñas cuidadas

humedad, madre tierra
crece paciente, regando el camino
una lluvia apocalipso, abre senderos

es el aire entero
entrando en la vida
respirando trechos
de almas perdidas

diciembre 02, 2010

Nada y golosinas

Tenías ganas de sentir, cuando la vida todavía parecía un sueño, que las emociones se pueden tocar. Como el sugus azul, como el anís del caramelo, como el bullir de un chupeloco. Volver a pensar, que los sentidos se trocan, en un papel de caramelo. Con el celofán amarillo y ese papel metalizado. Cuando las ganas para quebrar el corazón del bon o bon o juntar en un bolsillo infinitos billiken. 
Ganas nuevas, de viejas tropelías: los mil chicles en la boca y el globo más grande. Agachados debajo de la mesa, contando moquitos en un escritorio.
Cuando todo se oscurece, la vida "fluorece"; nacen pestañas de flores, de mil colores centelleantes. Un tiempo y sólo eso, en el que ámbares y néctares sobrevuelan los perfumes de la atmósfera nebulosa. Salir mejor parado, es la misión de algunos, mientras otros "atroces", intentan sentir colores. La sabia de un rojo, el frío ladrillo; el ansioso naranja y el cristalino blanquecino.
Tenías ganas una noche, de oscurecer la mañana. Qué todo cuánto haya en el mundo pueda latir el segundo. Uno eterno, uno imposible, un infinito segundo de nada y golosinas.

noviembre 29, 2010

Consecuencias del sonido



Cuando caiga sobre nosotros el silencio y la música sea, sólo la matriz originaria de la vida en el planeta...cuántas lágrimas perderán el sentido, cuántas gaviotas perderán el centro de su travesía, cuánta humanidad desagotará por fin sus esperanzas.

Sólos,
sin sentido de la orientación
el vacío nos hace por sí mismos completos.
Aunque no es una acepción que mejore
la definición del término

Cuando la música permita, contener en un rito todo el poema, toda la escena, toda la escultura y toda la imagen perfecta de aquello que queremos inventar, la idea de humanidad y su existencia para la copia de lo bello, caerá nuevamente en un sinsentido. Esto mismo: la tinta sobre el papel, el tipeo en una pantalla, todo sería fútil.
La nota sostenida en el tiempo, 
que sea más que la eternidad y que construya vidas, 
como existencias autónomas 
en un mundo de imágenes, verbos y palabras.

Conceptos que pueden ser definidos
o quizá no.
Lo que veo es una serie interminable de renglones difusos con palabras
que sólo
intentan organizar un sentido de esa partecita
de la eternidad.

Y están todas. Las puedes ver. Sin problemas,
en cada cosita, cada escenario, cada calle
cada luz encendida.

Porque es posible ver, viendo 
el significado de ver. 
Un cosmos, Un sentido, uno solo
una sola verdad
algo que surge
de las tripas de un ciego
de las entrañas del sordo
De los gritos del mudo
mundo

Porque la fuerza, que siente, solo quiere dormir. Un pequeño, dormir paciente, conjugando sueños que pueda inventar. La eterna estrategia de guerra del ajedrecista de posiciones, arquitecto de historias, podrás soñar libre, con tu cabeza que funciona
y te sirvas lo que te gusta
y todo lo que quieras ofrecer
todo puede el azar utilizar
si quieres la belleza aprehender


El tiempo, entonces, sólo es parte de las coincidencias de nada. Porque el tiempo como concepto o materialidad, en realidad sólo son consonantes o vocales en un coro infinito.

Tiempo es lo que sobra
pues somos tiempo limitado por tiempos, por otros cuerpos tiempos
obstáculos que se enfrentan y cargan toda una construcción simbólica de
gestos, sonidos y lenguajes
para hacerse escuchar,
debajo del bullicio
en el canto eterno de la música de un azar.

noviembre 23, 2010

Tobogán


Cierra los ojos, para no dejar pasar la magia escondida en los recovecos de la noche. Por fin siente, que la fría brisa de la mañana trae la calma añorada y todo lo demás estalla en inventos armados en una tacita de te.

Los yuyos y un perfume de inédito, una música sencilla y el contoneo de la luz tenue, que baila entre el sigilo de una casa a oscuras y latiente mientras el calor en las manos de una taza nueva, inunda sabores, tantos desconocidos.

Por la enredadera de una ventana, el canto del pájaro que adivina un día más, lleno de espanto y confusión en la ciudad aún dormida. Ahora, el tiempo se detiene, en el rumor de un cuerpo que desaloja instancias, una a una, las desilachadas instancias se pasean como cáscaras, cayendo sobre el piso fértil de historias aún no inventadas. 

Y en eso de inventar, las sábanas crean en las horas de insomnio un contorno nuevo, de escenarios múltiples. Se superponen escenas, decorando paisajes, coloreando límites imposibles. Como un tobogán, la mano comienza a descender por la frontera de sus hombros, en el abismo veloz y zigagueante de la suave planicie de su espalda, a la profunda cimiente de su cintura.

Susurra su boca, palabras inventadas, rumores ámbar, de tiernos abrazos rozando apenas el sentido de lo pactado. Su cuerpo se mueve, como ajeno al día que comienza, la estirpe del nuevo día recae contundente sobre sus brazos, bañan su dulce piel, y sin embargo, su cuerpo, permanece, anochecido.

Una noche, cierra los ojos para recordar. La mañana será distinta, el sol adormece los sentidos y el cuerpo yacerá desnudo reteniendo en secreto un sueño que no podrá contar.

noviembre 18, 2010

duerme mi amigo

el que duerme
es mi amigo
tendido en ese banco
imaginario que todos vimos.

sobre el piso caliente de historias
frío tras el callejón


el que viene, como enviado
con dos birras y un fa

hoy duerme, feliz.
La amistad que envuelve un momento maravilloso
que conecta con el mundo
mi mundo

II,
El muro está para la lacra que anda suelta
corrupta, deforme, transoformado

y la vuelta hacia el otro
escuchar y levantar
porque el humo puede

también brillar.

Ese que está ahí duerme
justo el hombre que puede descansar
sintiendo su tarea hecha, su corazón sano

La historia sigue curso, quizá
sólo quizá el tiempo transcurra
solitario y quieto,
sanando heridas, quizá mortales

sanan, pequeña cicatriz
sana
corazón salido de sí, ese ovillo
que el diablo tiró.

Ser
mente y convencer sólo mejoran
el ritmo delirante
de la fe sin religión
III,
Pa sentirse
puede uno contrastar
qué trompeta suena
en cada viento del azar
sintiendo
militar en un descontrol


salir. sólo salgo
hablaban compartiendo
comprender que sos
sos
vos
Vos

Procurando prever
el sonido de tu
voz

Voy, sí voy.
Vamo arriba
Volcán de entrañas
Vez tres veces
Ves la soga al cuello y
Van siguiendo la explosión
Buscando un sentido a toda distracción

IV

noviembre 06, 2010

el próximo paso

Otra conversación a cuatro manos con Allá y Nadie

el ruido de un vino,
cayendo en un vaso

los trastos viejos, estallando.
Sonidos mandibulear

La heladera fría, y la fría noche también
se abren paso
amor es lo que sobra
esta noche llena de ron

falta música en el aire
sonidos,
son los que sobran
cuánta esperanza resalta.

la estática ilumina
la noche oscura reanima
el rap oscuro
transita



y el aliento.
que acontece despacito
caminando en cuclillas. dandose prisa


el próximo paso es la alegria
el mio, la creativa
él lo sabía. pudo captarlo


estar siempre al rojo vivo
estás ahí como un hermano
el poeta el genio
también sabe que todo esto ya ha ocurrido hace mil veces

y hacemos como si el genio no existiera
con nombres que no sabemos pronunciar
pero que tienen formas increíbles

de donde saca todo eso
escuchando con los ojos,
harto de oir,
con ganas de reventar,
los trapecistas se han roto el cuello
es todo progreso

entonces,
deja que hablen los poetas
no hay nada limpio, nada limpio
nada limpio

excepto seguir contando lo que pasa
seré probablemente el que tenga la última palabra.

noviembre 05, 2010

pronto desastre

Allá y Nadie




cuando empezas a tomar
zum

risas,
seriedad
y zum

el tiempo es el de las letras silenciosas
lo reconocés sobre el reflejo
(y no voy a decir zum)

no te voy a dar una mínima pizca,
estamos en armonía con la naturaleza
hay mucho ahí
elimíminese la sabiduría, recházece la inteligencia

el amor
es una industria
de interés,

pero si lo repetís muchas veces no es creíble,
parece una norma, no es modesto.
el amor no es nada

y punto..


entre lo hermoso y lo horrendo no hay diferencia
me temen por eso
pero yo no dejo de temer por eso.


tan vasto que la multitiud no es más que una palabra que no entendí cuando la explicaron...
soy recién nacido, de la fatiga, es abundancia, parezco falto de algo, pero mi mente no es estúpida,
yo vivo en tinieblas.

Están distinguiendo, mi perplejidad. confuso,
tranquilo
el mar es multitud.


También , yo soy el torpe y el despreciable, que no alimento sin estimarme
bueno, sos vos, que no sabés si lo escribo para vos, o para mi,
si no que sospechás que es mucho más que eso,

noviembre 02, 2010

Tal día

Un día, la lágrima seca en la mejilla. Queda así, estampada y sutil, deslizada por las pequeñas grietas que dejó la tristeza.

Surcando la piel, la luz pronta a amanecer, tibia y pálida,
irremediable.

Un día, el canto del gorrión vuela por primera vez las espaldas ahora ligeras,
cansadas de tanto ayer.

Tal día, el cuerpo se desvanece en cabellos nuevos, en perfumes diferentes. Cálidas, las sábanas cubren, un poco, la vida desnuda. La ternura y la paciencia relamen los cobertores, tiñen la noche.

El silencio y los mechones bailan juntos, apareciendo y desapareciendo. Juegan y se pelean, la espesa negrura de trenzas que por momentos afloran. También las palabras, bullen. Sugeridas, condicionadas. Vuelan un día, sanando la heridas, salando las ganas.

La lágrima se seca un día en la mejilla.

octubre 28, 2010

garabato

Garabateo memorias como comienzos. Trascienden como el velo del recuerdo. Visten a sus anchas el grueso papel y en la calle, en esta ciudad, acontece un desierto. Viste? Al caminar la risa de los pasos se entrecruzan con papel. En esta ciudad donde caen desde balcones. Levanto uno y sin mirar, dibujo.

Dibujos geométricos, como queriendo dar forma. Se adivinan rostros inventados. Caricaturas de la tristeza. Todo hoy, aparece así, cuadrado, negro, geométrico. Como queriendo dar forma. Y las palabras se chocan,  mientras la nostalgia se pone a chapotear feliz. El tiempo insensato, persiste en continuar. El maldito tiempo que persiste en continuar.

Borro sentencias, oraciones desprolijas. Se cuelan revoltosas, entre las lineas. Intentando darle sentido, una estructura o algo. Poner orden al caos. Todo confundido no distingo los renglones, y los párrafos se acomodan solitos, sabiendo que tienen más razón que el autor. Los límites, apenas, se disuelven en recuerdos que también rápidos se evaporan.

Rayadas, las palabras se mezclan, en el lienzo, en la pluma, en la calle, en los papeles, en los balcones. Subrayo balcones. La redondeo, la estimo, la vulnero, la borro. Siguen existiendo, los balcones, los tiempos, los papeles.

Y sin embargo, sólo un rumor imperceptible logra la mano acaparar. Un rumor a tientas, descubre conciente  que camina por la calle. Un gijarro de palabras, en la calle, mientras el viento sopla en la calle desierta.

octubre 25, 2010

Sin punta

Mi cuerpo apoyado, en el lugar equivocado de una cama a medio tender. El cuerpo deshilachado, carcomido por las ganas de continuar. Cuerpo incómodo se desvanece, en el aire. Estirado, como una silueta, apenas reconocible contornea el zócalo del piso. Allí abajo. Tan abajo.
Del otro lado, caído sobre el colchón, un libro deshecho. Como el cuerpo tendido. Pero las hojas recogidas y un lápiz sin punta. Roto de la bronca, en un párrafo se había tendido, trazando grafito sobre una palabra, un verso, algo ahí escondido. Sólo la madera y el grafito podían reconocer.
Allí estaba, tirado el lápiz, junto a un libro.
Las lineas se parten. Como el daltónico, el miope también reconfigura su existencia. Su mundo exterior. El mismo que para cualquiera, pero diferente.
Allí las palabras se ven dobles. Jamás, nadie podrá contar lo que un miope puede percibir. Es una luna con brillo explotando los márgenes. Son estrellas casi juntas, en todo el cielo. Sólo el fuego se ve más azul. Y la historia, tan diferente. Se ve.
Allí estaba, un cuerpo miope, mirando un cúmulo de sábanas sucias de historia. Cuántas lavadas podrán quitar, tanta memoria. Cuántas.
Ciegas, las paredes callan. Ausentes, respetan el silencio de la noche a oscuras. De las persianas sigilosas y las puertas cerradas nadie dice nada. Son las colchas que gritan, aturden el piso, paciente, como cansado.

Y lo que pasa, lo que encierra el deseo de estar ahí, lo que emerge como sutileza divina, como instancia reveladora es el momento de ahogo. Cuando parece que estamos a mil metros bajo el mar. Y no hay posibilidad de respirar. Allí, el ahogo se hace desenlace del momento de nacer. Ahogo como vitalidad creadora de sueños que son cigarras, rompiendo en la noche el llanto solemne.

Bailando, salimos a respirar. A recrear el sol y cantarle ternuras a la mañana y devolver abrazos a las calles repletas.  En el sueño dormido del presente, olvidando retazos de sueño, hilachas de sábanas mal tendidas. Y el lápiz sin punta, a punto de escribir.

octubre 11, 2010

casualidades en inflación


Comenzó así: se despertó de pronto como de un sueño, como un nuevo nacimiento. Lo vería desde sus propios ojos, que con lentitud recobraban la memoria de la luz, y sus ojos centellaban con las luces de la luz fluorescente de una lámpara de techo. Luego, acostumbrado vería las letras de unas hojas. No podía leer al principio y terminó por tomar alguna oración descontextualizada de lo que, ahora con exactitud, afirmaba era un libro. 
Ese fue el comienzo. Como la revelación de existir efectivamente, de haber comprendido de hecho, que su presencia en este mundo pesaba, fidedigna, sobre el asfalto de esa maldita ciudad. 
Con ese peso, comenzó a pisar con cuidado. Cada gesto tendría valor, cada sombra de sí, de sus objetos y su memoria, tendría algún significado. 
Allí, se dispuso a mandarle un mensaje a su amigo: había comprado un libro y el prólogo lo recitaba Henry Miller.- Mirá! Loco, las casualidades. Yo caminando por el Centenario y lo ví, de tapa blanda y cartón rojo. Keruac. Vaya a saber de dónde me vino el nombre, y ahí nomás lo compré. Pequeño él, veinticinco pesos. Una bicoca. Cuánto cuestan las casualidades en inflación.-
Ahí nomás, un disco se le cruzó por la cabeza, un bitls, un disco blanco....Oh! Honney Pie. 
Y la historia nuevamente, vuelve a empezar. 
Él, un niño apenas, explorando, como cualquiera, las hendijas de su casa, los resortes secretos de la infancia. Una hilera de hormigas en el medio del living, un pozo profundo en la esquina del jardín, un hogar a leña sucio de ollín, jamás encendido. Una pila de cidis, jamás escuchados. Y uno, sólo uno que cruzó la inquisidora y amenazante mirada de niño. La miró, como un perro que olfatea lo desconocido. Casi nihilista él. Saryen Peper. Claro! 
Ahora sigue: También de tapa roja. Como el Keruac.Es beat. Dicen. Entonces todo aparece bien claro. Las coincidencias en un mundo distraído. Alguien debería escribirlo. 
Y podría terminar. 

Pero no. Continúa.
Se sirvió otra copa del tinto usado algunas noches atrás. Botella pesada, pensó. Adivinaba caer una copa desbordante del malbec torrontés. Sin embargo, fueron apenas unas gotas en un vaso gigante. Cayeron desgajadas, de lejos ni se apreciaban. Sin embargo, tomó la copa en sus manos, batió sin pausa. El vino había perfumado el escenario, y las cosas se veían aún más nuevas, recién venidas de su existencia. Viniendo a saludar, extrañadas del viaje. El cenicero de pintas, madera liviana, sostén de algunas tucas. Unas hojas esparcidas en el pasto de la tarde, lo miraban condescendiente, -hoy nos había querido leer. No lo culpamos- Una carpeta amarilla, gorda, rebosante, con la boca abierta. Envidiosa, daba vuelta la cara, con sus folios, sus sobres  de madera y sus hoyuelos de oficina gubernamental. Información berreta, toda ella.
Y ese libro rojo, como el disco, como la sangre. Despertándolo de pronto, nuevamente. Como la primera vez.

octubre 09, 2010

salidas

Solo
nunca pude llegar
bien,
transitaba perdido.

Por las calles, micros o taxis
siempre
calculaba mal y el lugar
nunca estaba

Caminando entonces llegaba
preguntando
Y la dirección
eran las imágenes difusas
equivocadas, siempre.

Sólo alguna vez
todo estuvo ordenado
pautado y sistematizado
hallable y reconocible
cada paso
cada pasaje, trayecto o tranvía.
la ruta conocida,
el rumbo recto
el futuro cierto

sólo
una vez.

octubre 04, 2010

Vuelan y se quedan

Arrimó las palabras. Una a una exactas en tiempo. Cursando todo el cántaro de la garganta, asimilando el aire entrando y el oxígeno por aprehender. Salieron, por fin, a la vida eterna. Allí las desparramó. Las dejó, no le importó olvidarlas tiradas, -qué importa donde caigan.

Cayeron. Sí claro, cayeron.

Se conectaron en el encanto de la noche, las palabras. Traquilas al unísono de una voz serena, se desplegaron y apachurradas quedaron. Juntitas para ser escuchadas. Un tiempo, porque más tarde cayeron.

Claro, cayeron.

Pegaron fuerte contra el piso y se estrellaron, quedaron en trocitos de palabras aquietadas por el duro golpe del parquét.

Pequeñitas dolieron más.
Dolieron por pequeñitas,
Claro, dolieron más.

Como astillas de vidrio, apenitas se incrustaron en los pies desnudos. Al principio fue sólo un pellizco y nada más. Luego la astilla impresa en los cayos desnudos se asentaron y comenzaron a punzar. Lenta e implacable la daga milimétrica rasgaba senderos minúsculos de pellejo. Y no salieron.

Porque las palabras se quedan.
Vuelan y se quedan
Las palabras son así
trashumantes
transitando para siempre
el organismo que las escuchó.

Perpetuas, siempre, siempre
Alfileres de vocales y consonantes jugando a las cosquillas
con las fibras sensibles
de la nostalgia y la soledad.

septiembre 28, 2010

El Ringo Café



El grito del whisky reventó en la garganta colorada. La fuerza intempestiva del monocorde agitando las aguas en el bar.
Todo en el bar, eran miradas maliciosas y algún gitano, que no entendía la cuestión, sigilosamente pegaba el último sorbo de la ginebrita medianoche.
Entonces con sigilio el grito disminuyó su intensidad. Caía ahora a regañadientes el trago por los bordes salientes de la garganta. Por fuera.
Se derramaba entre los poros de nicotina que esa noche apestaban, caía casi imperceptiblemente en el mantel bordoux sucio como las moscas, entre las motas de líquidos no bebidos, jamás limpiados, tirados olvidados los tragos en el sucio mantel. La misma gota derramada ahí caía, en el piso de lajas blancas y negras, de diamantes sin luz, estampada en la piedra.
Más al costado, como de refilón, un encrucijada verbal, y dos ñatos que golpean de puños un amor no resuelto. Estampida de apuestas ahora, quién da más. El "negro" hoy parece estar de buenas, el público lo alienta y la opción pagá 4 a 1. Mandinga, por él ninguno garpa. Los dos tirados sobre la mesa, desahuciados de la bebida de la tarde sin continuidad hasta recién.
Y entonces el ruido del sobrio exterior se asoma, abriendo la puerta a los tumbos, con la campanilla de los sueños (que la dueña se niega a quitar, porque siempre ha mantenido "esta mugre dándo guita, que sino...ni se queda")
Era ella, recién salida de la ducha parecía un cachorro mojado. Sólo el pelo, pero la imagen lo era todo. Su piel casi blanquecina y esos labios rojos, siempre rouge rojo, ejercía una atracción deliciosa entre los borrachos del El Ringo Café.
Un tango amenaza terminarse, a la quía del lugar. Casi sin darse vuelta la vieja grita que la grapa se había acabado. Y ella con una sonirsa ya lo divisaba entre el gentío, separando en una mirada las colillas de cigarros y las cabezas dormidas de varios.
Se sentó viéndolo a los ojos dormidos, que recién habían gritado. Rojos, como sus labios, pero vacíos, sólo como los suyos. Mireya gritó por encima de la musiquita bandoneón, Qué hacés que no venís pa el baile -gil.Y con esa sonrisa de luces lo besó casi al paso marcándole la estela dorada de un perfume de ocasión. Siempre recién bañada. Eso era un sueño. No había momento que no estuviera siempre así, perfumada. Toda seria, por la esquina siempre terminaba asomándose con alguna gota de agua cayéndosele de las puntas.
Infausto sólo miró el vaso, con algún hielo desteñido y a punto de desaparecer. Había reconocido su futuruo, y estaba allí, reflejado en las luces del hielito. Todo su futuro, en la tierna mirada expectante de ella y por lo cual, no querría verla. Sus ojos sólo observaban el vaso. Por decoro levantó la mirada, pero su vista la puso en el afiche de Perón. La vieja del Ringo siempre adoraba ese afichín,  en sus vestidos de guerra. Con ese gorro grueso blanco  y el traje blanco y su celeste y blanco blasón.
Mireya seguía la parla y el mozo que no llegaba. Quería ahogarse de nuevo, en un olvido agrio. Y Mireya que seguía ahí.
Por fin decidió contarle, rumiando la historia, decirle todo y ya. Enamorase, tirarse en sus brazos, cansado de tanto masticar.
Pero Mireya se había ido. Sin siquiera saludar. El perfume húmedo aún recorría el final de la puerta y el grito sórdido del whisky pasaba una vez más, por la garganta sediciosa

septiembre 25, 2010

últimas flores

Las casas se mueven, hablan
como un llanto
Mudas quieren gritar


Con las lágrimas 
lloran mudas, cayendo
cosquillas
y lágrima.


Todo tan claro
tan poderoso 
para poder entender


que estamos 
por ahora

septiembre 20, 2010

hilos deshilachados


Vivir así, con la resaca fresca, la tinta reseca encontrada en un baúl de trastos viejos, imaginando que quizá funcionaría. 
El cartucho casi nuevo, como malbec de tubo de ensayo. Frotó el pincel, para que la tinta descanse. Tomó una hoja de papel, el frío pegando en las hendijas de una ventana podrida, y un murmullo sostenido con las copas de una primavera temprana.
Trazó como pudo, como por un suspiro. Alejado del papel coordinó las lineas, un hilo deshilachado. Eso. Dibujado como con temperas, sólo colores pasteles en un tamiz avejentado. Eso. Un hilo deshilachado.
Al principio, conduce sentidos, el principio. Al final, pintura en el piso. Un hilo que pinta oscuros rojizos. Eso. Pintura en el piso, dispersa, por un pincel,. Hilos deshilachados.
Frases, sueltas, tan sólo separadas por un espacio. O dos. Frases que se sostienen de ojos. Dos. Y no alcanza, claro que no. Las lineas no se ven, y entonces la mirada dispensa. Nada retiene una frase. Todo se suspende por siempre. Queda, flotando en el aire. Separadas, tan sólo por el aire.

La tinta reseca, reseca.  No escribía. Nada. Quedaron los pensamientos, flotando, como hilos deshilachados.

septiembre 17, 2010

Confieso que ha sido así. Que todo lo que he dicho ha sido una mentira.
Qué verdad, la mia!
Quien podrá juzgarme,
de mis propias tonterías
Apenas un esbozo
hemos podido rastrear
la imagen putrida de esos sentimientos
Entonces sin más preguntás
qué te pasa mi vida?
Es el sentido
fruto perdido
La sabiduría de un día
la luz acongojada

Transito ocupado
los pesados inviernos
futuros pasados
historias inventadas
vividas en un día

de(a)dos

Te piensan mis dedos. porque saben que te extrañan. Qué los cuerpos no se rozan. Se detrozan. Y por eso comienzan a sentir, que algo les falta. Un contorno o una sombra, se convirtió un día. Pero mis dedos se sientan, esperando una respuesta. El relato o la ficción, en su ciencia inventada, sólo permiten una autorización. 
A conocer el verdadero sentido, 
de esta tonta ironía
Tantas veces
intentando escribir sobre la intensión de la mentira. 

Quien ve ahora, de todos los que sos
el que estuvo inclaudicable
el que no se imperturbaba

Mis dedos, tranquilos esperan
una caminata amigable, 
con ellos rítimicamente golpeando la mesa
esperando
que la charla obligada 
pase y añorar, 
la traquilidad venidera
después del tembladeral
de esta mañana.

cuerpo

Cuerpo
como relieve, como plataforma.
Montaña viva en medio del mundo
del suelo en que vivimos

Sentidos
Experiencia sensorial, de un episodio musical cualquiera
las estelas de un perfume
una especie de pimienta en mis brazos
y el relajo
de la desesperación

visiones
y un cosmos natural
solo
y todos los mundos que yo viví.
solo
todas las casas en las que dormí.

y sólo
el futuro se alimenta de mi imaginación
creando universos perdidos

cuerpo
como ser respirado
expulsado del mundo, como germén
 perdido pasándome de un lado a otro
y el oxígeno
todas las flores que olí
todas las espinas
con las cuales me atraganté.

oír,
murmullos intraducibles
secretos a medias
y un sonidoperpetuo
de la imaginación dormida
del placer silenciado
y el pecado

y el pecado.

no es un ruego

Precisaría
saber si uno es capaz
de traspasar murallas
trasponer un sueño
negar su historia.


Sólo concibo, una forma de hablar
escribiendo.
Pensando que por algo puedo hacerlo.

Ahora me veo, con ojos de los demás
porque me doy cuenta que estaban en lo correcto

Si nadie osa decirlo. Sólo es una conjetura

Miraban un sueño en el que estaba enfrascado

Un retoño ensayado en una historia de novela
que todo va bien y se va
Eso nadie quiere prevenir. Hacer un sueño que no existe

Por eso te ruego no pensar jamás el futuro
Sólo la osadía del presente. Saber que somos capaces
de sentir el cuerpo y sólo ser fiel a él


el mismo que me lleva como siempre
a una relectura de estos ensayos vanos
posía re podrida
pero que pueden llegar

septiembre 16, 2010

musa nostálgica

Se enfrían los pies bajo las sábanas. Helados, juntos frente a frente, los dedos se relamen. Un helado, sentimiento de putrefacción. Y el viento, alejado del exterior, deja de circular debajo de las fibras.
Y el corazón, de pronto también. frío. Helado por dentro y afuera sólo calor. Comprender, sólo eso, la vida se marca por su contraste. Convive, es cierto, placeres contados, silenciados por el prejuicio y nada mas.
Y mis dedos (los que hablan, no los que sienten),como escena cantada, se mueven extasiados, de esa nueva musa nostálgica.

septiembre 11, 2010

extranjero

Y así, el ciego lector tantea, entre escalones de sombras, todas sus vivencias. Arropadas en ese lenguaje en blanco, de a poco comienza a distinguir matices.



No es que haya comprendido, ni siquiera lo ha intentado, aunque por el contrario, comprende. Su cuerpo, los sonidos. El viento de una palabra que llega como un cachetazo.  Enciende una luz pequeña, tenue y sin brillo. Esto ayuda, pemite a la ceguera del lenguaje acceder un piso nunca visitado.

Con esa débil luz el visitante oportuno comienza una expedición inédita. Sus poros, sin saberlo, comienzan a entender lo que sus ojos ni sus manos podrían reproducir.

El cuerpo conecta antes. Accede al convite sin palabras. Son texturas enciclopédicas que se recopilan en una memoria vivencial. Ni siquiera puede llamarse inteligencia. Comprende.

Ese nexo con cierta verdad más allá de las palabras, del vocabulario. es un cuerpo que bebe el vaso de conciencia en el edén de la inmortalidad y esa presencia lo alerta de su propia existencia.

Como lograr eso mismo, en un lugar, en un país cuyo lenguaje conozca? No aquí, en medio de extraños mundos, extraños lenguajes. Como ser turista en su propio hogar? Ojos de extraño en suelo conocido?

Quizás el poeta logre esta traducción a la inversa: del relato conocido al formato inventado.

Será que por eso el poeta se siente ajeno a su casa y particularmente originario de una tierra desconocida. Su propia tierra, quizás. Cuál es la tensión que subyace en el viaje del artista? Las emociones que suscita aparecen vacías, calladas, en un envase que no puede complementar.

El artista es artista de su tierra, cuando allá afuera sólo logra pensar su propio hogar.

julio 19, 2010

Un final


Amaneció gris. El día apuntaba para otra cosa, y sin embargo, el frío irradiaba esa estela de posibilidad. Un día que se avizora con contornos helados, un futuro irremediable.

Podría haber sido que se quedara dormitando, como hizo toda la semana, sosteniendo en esa actitud, una suerte de revelada sonoridad con el mundo que lo atropellaba a cada paso.

Sin embargo, la mañana amanecía de otro tinte. La mañana grís se cubría con olores de infancia, con desaguizados de una memoria maternal, de sueños y ruidos de juegos de ayer. Él trataría sin dudas de remontar a ese pasado, mientras sus pasos lo acercaban a cualquier local del once, comprando alguna pilcha que lo reivindique de la monotonía semanal.

El invierno y el gris asfalto de esa helada, sólo mostraban la escarcha de aquellos tiempos. Locales cerrados, gente que apenas pasaba. Allí logró amarrocar esa guita para algún saquito que la rompiera esa noche. Nada más, el resto era muerte. Como la señora tendida en la esquina de corrientes, y el mundo pasaba. Sólo el mundo quedaba.

Besando el consumo, pensó redimirse de la vida pesada sombría y trágica que le tocaba por vida. Consumo que le permitía por algunas horas dedicarse a ser de-esos-de-siempre, los que ríen con la tele, y se divierten con las revistas de chismes. Caminaba por esas calles atestadas, más basura que personas, y situaba su mirada en las vitrinas de agolpados escaparates. -Es que el país va bien!- escuchaba por allí. Como reminiscencia del pasado perpetuo, de un bienestar por siempre asegurado. Como si algún miserable hubiese podido darle una dignidad a esos nadies. Como si creyeran aún que hay derecho de vivir.

Luego de la mañana de redención, el almuerzo pasaba por un café con leche y algún tostado al paso. Charlando de nadas, el tiempo pasaba. Un cafetín de buenos aires, que cura el frio de allá. La ventana mostraba un paisaje encantador. Calles atestadas, sonidos saturados y persianas clausuradas. Un frío que helaba, hacía de soundtrack, y la nostalgia se pegaba a las paredes oxidadas del cafetín esquinero.

Pasadas unas horas, de nuevo en su casa, de perfil a su mujer, acompañaba una mirada sencilla, un pasado cansado, y un brío en su mirada. Acompañaba una amena charla y lo contenía. Servía el un mate, olvidándose de la nostalgia. De nuevo la alegría acalorada, que se agolpa en un pecho que retumba colores dorados, rojos y anaranjados. Estaba de vuelta, y en su casa, se sentía de nuevo en sí. Claramente, esa salida no le había hecho nada bien.

Más tarde se arroparía, la siesta mejoraría sus chances de un final futuro. Quizás durmiendo por suerte terminara. Un final. La idea perpetua de conseguir un final. Alguno, en su vida, en su historia, en su narración. La muerte, podría, al escritor novel, dotarlo de finales excelsos. Muriendo en su cama, con una bolsa de coto, tendida en sus manos.

Es que así estaba él ahora, tendido en la cama, exhausto sin siquiera haber sacado la compra del super, y en sus manos incluso, las bolsas llenas. Con la ropa puesta y los mp3, sonando; imaginaba así un final digno, de novela negra, o algún policial pretencioso.

Sin embargo, despertó, con algúnos sobresaltos. -Pasa que hace tiempo no duerme de corrido.- Comentaba hace un tiempo, - Mi cuerpo no resiste, che! Está cansado, pero es miedoso el puto. Por eso está alerta, podés creer? Me levanto angustiado, pensando que me muero, qué ya lo estoy. Y vuelvo a dormir . Tampoco es tan grave, Pero esto empeora, no te preocupes!-

Levantado y aún con algún resto onírico, se baña y deja que su agua purificara de nuevo su sueño angustiado. Se toma unos mates y se levanta por fin. Ahora sí vuelto a nacer en esa ficción de vida.

Se prepara, con ropas nuevas, para vagabundear por corrientes. De nuevo su karma, avenida imposible, avenida infinita, mil veces repetida. Incursiona en las librerías, estantes conocidos, autores obvios y poetas en ochavas. Así estaba corrientes y el cafetín para hacer tiempo. Leyó unos diarios, rayuelando las secciones, buscando el titulo impactante o la foto a colores. No pensaba en política, en dobles mensajes o intereses. Por fin tenía un recreo, una vivenza ingenua, del tiempo perdido.

Pagó como un caballero, con generosa propina. El mozo le abrió la puerta de salida, saludándolo sencillo, al cliente fiel. Con el estómago cálido, del último sorbo encafeinado, se dirigió al teatro. Como un solitario, pagó su entrada y en dos cuartos de hroa el escenario se prendía de nuevo. Los espectadores se retiraban y él por si mismo, contemplando el desastre, la escena final, el final siempre deseado. La ficción verdadera: la de las luces prendidas. El rumor de los pasos, los comentarios ácidos y las risas pasilleras. Acto sublime, acto estético y ya. El final. Actores tras de escena, también pintan el oleo. Todos yéndose menos él, que esperaba que el último niño cerrara la puerta.

Ya en camino hacia la salida, una mano en el hombro le recuerda, que la cena aún estaba pendiente. La voz cálida de la mujer amada aparecía infantil y a la vez, con su sensualidad perenne. Tomados de la mano, descongelaban el frío de afuera, hasta el próximo destino.

Seguía durmiendo, con la ropa puesta y los mp3, sonando; imaginaba así un final digno, de novela negra, o algún policial pretensioso. Un simple final.

julio 18, 2010

Ningún hecho artístico


El hecho artístico no existe. Es claro que a medida que el hombre intenta ingresar en aquella verborragia poética, se niega a cada paso, en cada ocasión.

Es que en realidad, la sensibilidad -como le dicen- acontece cada tanto en el interior mismo del hombre. En realidad su esencia se encuentra intacta en la mera apariencia de su conciencia. En su presencia de sueños obnubilados.

Todo lo producido está incorporado en el alma de quien ejecuta el acto maravilloso de soñar. Allí las musas, como la imaginación, son un continuo que no se detiene en el acto estético, en ese detenerse a procesar lo vivido. El hombre cancela su existencia, al momento de su acción poética.

De esa fantástica idea de vivenciar la belleza de un recuerdo, el encanto de un pequeño poema escondido en las fantasías de su cabeza, el artista pretende enunciarlo en un dispositivo que quiebra, detiene y obtura cualquier intento imposible. Aristóteles decía, copia de la copia de una verdad. Pues bien, aquí lo que ocurre es el intento imposible de copiar, imitar o extraer del sueño un connato de realidad. Volver real una ficción, una mentira.

Ningún poema, canción, o pintura devuelve el hecho creado en ese sueño inaugural. Se ufanan los poetas de una frase genial pero han quedado castrados hasta el infinito por todo lo que aquella idea podría haber sido, y tan sólo fue un pedazo de papel, una obra más incorporada a la mentira del arte humano.

Propuestas? No, claro. Ninguna. Una única opción, donde radica la verdadera voluntad del artista: Soñar ficciones y vivir sueños, o bien recrear fantasías de papel.  

julio 09, 2010

manifiesto


Cordones deshilachados como esta oración. Van reposando en una musiquita de ocasión. Y el viaje aparece nuevo, singular.

Aunque de una sutileza particular, nada surge, por otra parte, de esas zapatillas rotas. Algo en su memoria lo determina significativo. Algo que valga la pena ser escrito. Estado ético del pasajero.

Nada surge. Así y todo, barro de la historia, algo en ese barro de zapatillas gastadas y cordones deshilachado lo hace resucitar de un letargo de subsuelo.

Caminan y el camino se hace más largo, más propenso a la espera, a la estadía en suspenso. Esa maldita y trágica espera. Zapatillas, de dónde han venido? Si estabas allí, antes de que todo esto empezara.

Luego, el cuadro continúa. De pronto, el olor a unas flores quemadas tan sólo la noche atrás. Quedó flotando en la mochila de tela una tuca mal fumada.

Todo se funde en este sueño que retumba en el  eco interminable, en el medio de tu sien. Esquelas, pequeñas agujas de memoria, de conexión impávida con tu futuro. En un presente de tren. Todo en una mezcla expectante de manifiestos perdidos en el fango de la historia.

julio 07, 2010

Estaciones I

Otoño

Las copas de los árboles por primera vez descubren un matiz particular. Sus hojas de colores dispersos van tiñendo el camino , según su propia vegetación.

Copas enormes, o pequeñitos arbustos, de mil ramas o sólo pétalos a montones. Copas menudas de mil estrellas o simples hojitas.

Una arboleda dorada espera un viento para echar a volar por calles de asfalto y acolchonadas veredas de la ciudad. Todas hojas secas, resecas, crujidos también del pisotón. De hojas que se rompen, se quiebran y luego silenciosas, huyen del barrendero matinal, con sus orejas de algodón y sus guantes de lana. El
Del ritmo apurado, del poncho sobre el cuerpo y el viento llegando a los talones para amedrentar.

La contradicción otoñal vive la ciudad apenas se levanta. Ruge un leve susurro de olores cafés con leches. Tostaditas con manteca y un dejo azucarado en el paladar. Así amanece otoño contradictorio en la ciudad. I
Contradictorio es este otoño donde la vida muere, las hojas caen y el suelo se pudre. Nace de ello, todos los colores ocres, marrones y descolorados colorados, perfumes violáceos y lluvias pasajeras. Mirar al cielo, fenómeno singular, levemente en movimiento los colores brillan pero distinguen, con esa luz cenicienta, del día otoñal.

julio 05, 2010

tiempo de nadie

-Tarde piaste, gil. Se te pasa rápido, y el tiempo no se toma enemigos en esta guerrita de a uno. Se sucede sin más, y las coplas van saltando, de par en par, rápidito que ya se fueron.

Cuánta dulzura hay en esos ojos fugaces, esos ojos de estrella fugaz. Tanguito de primavera, amor de invierno, corazón de ayer. Dulzura encerrada en ojitos tiernos, verdaderos que miran tanta ficción. Estas mentiras, toditas en una vida tan verdadera. Ojos que sólo miran, qué si vieran! Puf, mamita que habría que ver.

Ojos y arena, en bolsitas de tiempo, te llevás a cambio de nada. De nadie, más bien. Souvenir, así francés, de fiesta de quince. nada vale. El tiempo. Tampoco tu vida. Que nadie está esperando, el final de un tiempo, que nunca aparece, que siempre está por empezar. Una historia más que vivida, repetida. Y se cansa uno, que el tiempo pase así, sin más, rápido pero repetido, siempre siempre repetido.

Y como si fueras vos mismo, vamos apurando algunas agujas despintadas, de un reloj de mentiras, para ver cuán frágil sos en la mirada de otro. Y el tiempo pesa, ya ves. Otros mirando tu propia mentira, esa vida que vos ves, allí mirando, pobres, sin a penas ver.

Y el tiempo que se te pasa, y vos sin saber qué hacer. Los ojos despintados, son tu único quehacer. Entonces sólo queda verla, dulce estampa de ayeres imposibles. Estás ahí, memoria danzante, la ves otoñal, un día cualquiera.

junio 28, 2010

Escritor Tachado

Escribe y tacha, escritor imposible este. No logra acercarse siquiera a crear un renglón.
De hecho, aunque intenta y lo pretende con espuma de rabia, y llanto en su trazo desesperado, las palabras se agolpan en las tachaduras, como un tormento ruidoso de letras y letras, unas sobre otras, escalando el margen, con una gracia particular, pero nunca nunca cerquita de la oración. 

Flechas, diéresis, numeral o signito ficcional, todo se estalla en la punta inconclusa de un borrón más. Pentagramas estos rudimentarios, de pre historia grafítica. Todo parece existir sólo para la palabra, una dos tres, ninguna. Todas que no entran juntas en una sola construcción.

Crearán profesiones,
de arqueólogo literato, 
con ansias de interpretar, 
jeroglíficos de papel y birome.

Qué denso escritor tachado, armónica tragedia. ¿Cuáles son esas miles de imágenes creadas y borradas? Todas por nacer. Precoces muertes a la vera de un margen trasnochado. Apoteosis misma, primaria de la imaginación. Devine dibujo dispar.

Tinta disuelta y un escrito de remiendos, escritor tachado, talla una leyenda. Escritor plástico, nunca aparecerá en las librerías, vendiendo ilustraciones de sus palabras. Obra escalar, montículos y tinta, juntada a montones en hojas también disueltas aquí y allá. Sin embargo, escritores los hay en todas las esquinas, en los restos de papeles tirados, en cuentos de letras en bares y balcones. Retazos, hojas rotas, servilletas o volantes perdidos, con mil palabras, todas tachadas. Sólo eso, escritor tachado habita la ciudad incipiente. Camina sin saberlo, empujando papelitos sueltos, de infinitas ficciones.

junio 26, 2010

Solo nadie

Sólo una pirueta 
quién?
yo 
soy otro que quiso ser 
Qué será?
acostado y perdido navegaría sin enloquecer


Algún otro que haya nacido por mi
quién?
yo
Qué será?
Solo
Nadie

junio 22, 2010

Renglón partido

A renglón partido
escribe,
partiendo los
margenes

Yendo por lugares
inexistentes
escribe imaginando
límites

Intentando horizontes
quiebra la línea
del reglón
que sigue

junio 11, 2010

Después de todo

Quizás todo, después de todo
termine bien.
Después de todo
quizás nunca pueda decir lo mismo.
Y sin embargo,
aunque luego del fin
nada sea como aconteció
podrá decir, después de todo
De algo valió

mayo 20, 2010

Dactilar

Resbalan los dedos, como mareados
como posesos, o al menos borrachos.
Caminan zigzagueando,
por la cornisa y escriben,
como autómatas, sin sentido ni por qué.


Tan sólo ven por allí la energía,
por allí deben surcar mares y desiertos.
Y en miles, en cientos,
¿cómo es esto de los contables?,
si estamos buscando una palabra que lo mida todo.


Como el infinito,
por lo suficiente, por su colorido para definir el paraíso.
En un vuelo de dedos
acontece el ser, se encuentran sigilosos
en medio de una tormenta
de vientos o estrellas fugaces,
y mi cuerpo
tendido ciego
contemplando un atardecer de verano

mayo 11, 2010

Ensayo sobre la imposibilidad del arte

El hecho artístico no existe. Es claro que a medida que el hombre intenta ingresar en aquella verborragia poética, se niega a cada paso, en cada ocasión.

Es que en realidad, la sensibilidad -como le dicen- acontece cada tanto en el interior mismo del hombre. En realiad su esencia se encuentra intacta en la mera apariencia de su conciencia. En su presencia en sueños obnubilados.

Todo lo producido está incorporado en el alma de quien ejecuta el acto maravilloso de soñar. Allí las musas como la imaginación son un continuo que no se detiene en el acto estético, en ese detenerse a procesar lo vivido. El hombre cancela su existencia, al momento de su acción poética.

De esa fantástica idea de vivenciar la belleza de un recuerdo, el encanto de un pequeño poema escondido en las fantasías de su cabeza, el artista pretende enunciarlo en un dispositivo que quiebra, detiene y obtura cualquier intento imposible. Aristóteles decía, copia de la copia de una verdad. Pues bien, aquí lo que ocurre es el intento imposible de copiar, imitar o extraer del sueño un connato de realidad. Volver real una ficción, una mentira.

Ningun poema, canción, o pintura devuelve el hecho creado en ese sueño inaugural. Se ufanan los poetas de una frase genial pero han quedado castrados hasta el infinito por todo lo que aquella idea podría haber sido, y tan sólo fue un pedazo de papel, una obra más incorporada a la mentira del arte humano.

Propuestas? No, claro. Ninguna. Una única opción, donde radica la verdadera voluntad del artista: Soñar ficciones y vivir sueños, o bien recrear fantasías de papel.

mayo 05, 2010

Huele rancia la noche

Huele rancia la noche, las mortajas del día desprenden su putrefacción, ahora que el sol ya hizo su trabajo. Las gotas de la fresca retardan un poco más el alejamiento del final. Sin embargo, la noche ácida, cubre el sueño eterno. Un amanecer novedoso espera, muy cerquita de allí.

Fuegos y una husmeante incertidumbre: las cosquillas del mañana, las fogatas de la memoria se queman en estas estrellas vencidas, en este frío de agosto. Olores nauseabundos y la muerte tan cerca. Tan, pero tan cerca.

Un frío que digita los últimos movimientos, los sabores de la nocturnidad apaciguada por ese olor, maldito olor de otoño. Rancio como ese vino escupido en la cara de la hipocresía. Y un rumor, un viento que lo acalla todo, pero trasciende. Son las huellas de ese amanecer impaciente, calmo y pretencioso que se hace esperar. El viento trae como luciérnagas en el bosque, destellos de texturas, con sus silencios y sabores. Toda la noche en un movimiento, en un viento, en un perfume. ?El resto? El resto yace en el sueño.

Duermen tranquilos mientras sus cuerpos aborrecen esas almas gimientes. Desprenden la liturgia de un requiem inventado, cargado de estrofas de porquerías. Y el resto? Sobra.

Sobran las palabras, los hábitos, las pieles, los gestos, los aromas. Muere el alma, vive despertándose en el día que su muerte le anticipa para morir viviendo. Un estado calamitoso del ser. Y el resto? Se arrastra lamiéndose las yagas de sus recuerdos, crueles ayeres nunca verdaderamente vividos.

Y la tierra que sigue girando, y el rancio aroma que ahoga los sueños, la helada desaparece, el viento se placa, los fuegos se extinguen. Los bosques enmudecen cuando la muerte arrecia, y el hombre se levanta.

abril 12, 2010

Urgencia

De pronto, escritor visceral, escritos fugaces, urgentes, fogosos, deliciosos. La búsqueda del papel, cualquiera. 

De celofán, servilleta, higiénico o carbónico, lo mismo da. Da lo mismo, escribir en la mano, en la pared, en la tela o el sillón. Apenas da. Porque todo vos, expele, regurgita, trasunta lo que buscás. Te carcome, te subyuga y ante eso, la nada.

Y nada alcanza. El terror que tu papel se acabe, que la tinta perezca, que el tiempo culmine. Y a pesar de todo, siempre sin decir nada, sin escribir nada.

Hasta  que algo cobra sentido por primera vez. Ocurre lo mágico inimaginable. Algo, alguien, que? de pronto cobra sentido.

De pronto tu sillón, y con él vos, sin esperarlo desaparec

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