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diciembre 22, 2008

Crónica de lo profundo

Ella baila sola, iluminada por flashes en el vagón del subte be. Es tan hermosa verla singular (qué virtud la 3era persona del ídem) en sus pies descalzos intentando mantenerse en esa postura puntitas de pie. Se apoya en esa música, traqueteo infernal, chirrido agobiante, corbatas golpeando portfolios y escotes rozando tetas industriales. Todo en plena armonía, baila una hermosa melodía en un vagón del subte be. 

Una danza de escalofríos, de sudores cálidos, de brazos extensos y pequeños labios que cantan en ese silencioso ritual. 

Un túnel, ahora. Hondo se oscurece, pero su imagen adivina en su ciega pasión, bailando, festejando la negra noche del tren. El pasadizo que la acoje, la acompaña, porque nadie ve. Y se siente plena, y su danza es frenética y genial. 

Y como en una sinfonía total, la oscuridad, el suicidio, la muerte final y de pronto... la resurrección: Otra estacióny de nuevo luz. 

Un alto y el silencio. Una tensa calma en la luz nueva de esta incógnita y somera estación. Luces y voces. Ella calma. Clama descalza volver a despertar. El bullicio que se extiende en sordos rumores, para volver a comenzar y ella, ay! de ella que prosigue encantadora-encantada, encantando a quien quiera ver.Serpientes ciegas, viajan con ella, sin tocarla mientras toca esa sinfonía invisible.  Y puebla de imágenes, estalla en mil fantasías, sus pies descalzos, su sonrisa tenue, su soledad y su cuerpo que se apoya, se extiende, se nivela, se desplaza como un sigilio, como un secreto. 

Y en ese paso disperso se va. Se esfuma, sin nadie más. A tientas, ciega a los ojos del resto. ¿Es un fantasma, una pequeña existencia o una idea fugaz de un sueño de cartón, bajo tierra y sin respiración. No lo sabrán, claro. Seguirá viajando por los trenes, descalza y sin razón.

diciembre 17, 2008

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