*

*

enero 24, 2007

Desprejuiciados son los que vendrán,
y los que están ya no me importan más,
los carceleros de la humanidad
no me atraparán
dos veces con la misma red.

Hoy levanto los brazos, frente al mar del ayer y pregunto por qué. Si me viste de cerca, me viste sonreir y me viste callar.
Porque di todo de mi, y el crepusculo de luz, se hizo carne en tu silueta y allí vi, un circulo atiborrado de recuerdos, era tu cuerpo en mi mente, tus ojos en mi corazón.
Y cuando pasó esa tempestad, el sol intentó renacer, en mis brazos estaba ya, el símbolo de la resurreción... sin embargo vos, no quisiste asistir a este milagro sin fin.

No hay comentarios.:

Archivo del Blog

Seguidores

Nadie cuenta