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enero 21, 2008

Hoy no pude dormir. Mi cabeza estalló en infinidad de pesadillas circulares. Ninguna terminaba, en el transcurso de una, se hilvanaba la siguiente y luego la siguiente, y así circularmente durante horas. No podía despertar, es que estaba en la vigilia. Sería un eco del infierno? Sería esto el infierno? Ser conciente de todos los malos presagios, del corazón golpeando el pecho helado por la incertidumbre? No cerraba los ojos, acaso por miedo, acaso temiendo que los pensamientos que mi mente elucubraba se metieran como un cuchillo en imágenes en color, en sonidos misteriosos, que hicieran más larga la dolorosa presentación de estas infamias.

Mis ojos de nuevo revoloteando en el cieloraso, concibiendo de mil maneras el sueño, pero en cada arranque de somnolencia, nuevamente un nuevo episodio me arrancaba lágrimas y gritos ahogados.

Hace días que esta cama no es mi cama, me devora como a un extraño, me encadena a los peores pensamientos. Cómo continuar si no estoy dispuesto a dar la batalla? Se cómo resolver todo lo que mi mente intenta decir, pero mientras más siento, pero es. Las presiones y las interminables sesiones de dolor se amontonan, dejando en cada barrida un nuevo escenario, cada vez más teneboroso, cada día más inverosímil.

Quisiera levantarme, pero mi cuerpo inmóvil no responde. Mis ojos de apoco se van cayendo, mi letra cada vez mas desprolija y sin fuerza va cayendo en el sopor que va llegando. No detengo la escritura, es producto ya de las fuerzas descomunales que hago para no caer, para no ahogar en un grito y poder quebrar lo que se avecina.

No tengo más remedio, ni los puntos ni las comas detienen el paso ahora final del sueño terrible, de aquel que viene por todo mi ser, mi mundo y mi vida, para demostrar que soñando tampocoes posible revivir.



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