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noviembre 01, 2011

Los objetos


Y si los objetos fueran como concentrados
esencias de amor
amor sin relato
cristalizado en una serie de puntos
de inmovilidad

Si los objetos se nutrieran
del calor vital de los recuerdos
Si fueran capaces de absorber
en cada uno de sus poros
las vivencias cotidianas, el viento y el aire, el perfume y la luz
de cada centímetro de vida
que hubiera acontecido en su presencia

Y si los objetos no fueran
más que nimiedades,
entornos ficcionales de una vida pasada
y toda la eternidad del espacio y el tiempo
quedara cristalizada en ellos

Existiría un ser capaz de apropiarse 
de la luna y el sol
Habitaría en los confines de la objetualidad
como fetiche encarnizado con lo existente
sensibilizaría sus extremos,
para conectarse con la savia
que brota vida por contexto

Los recuerdos,
como series coleccionables
en pequeños trazos de materia. 
Santuarios clandestinos
recortados por la experiencia
de amores dibujados en los contornos 
nostalgizando los bordes
lagrimizando las texturas
sensibilizando las formas

Así, el coleccionista de retazos informes
se vuelve objeto de sus tesoros,
un amasijo de materia, venas y carne
colonizado por su propia conquista
víctimas del recuerdo


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