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agosto 08, 2006

Ser culto, limpio y bien educado.
Tener los dientes siempre cepillados. Aliento mentolado y sonrisa contagiosa. Coversaciones a tono, chistes elocuentes y un cuerpo atlético. Gimanasio por la mañana y el culo limpio por la noche.
Cortar sus uñas, una vez a la semana. Pensar derechito y no correrse jamás. No opinar sin sentido, siempre con razones sufucientes. Una sonrisa más, nada cuesta ser gentil.
Escuchar, siempre atento, nunca protestar. Ropa de marca, pero sin ostentar. Aconsejar, sin meterse donde no se debe. No odiar, tampoco amar fervorosamente. NO llorar, eso se sabe.
Tiempos medidos, un buen reloj, nunca impuntual. Gustos delicados... si es el golf, mucho mejor.

Y deternerse. Detenerse a tiempo, antes de estallar. Antes de perder la razón. De sentir lo suficiente como para romper en un llanto de vida. Como para dejar de existir en un suspiro infernal. Y todo esto, si ella pide que pares. Que no puede más. Que necesita un descanso, que necesita respirar.

Y toda la labia, todo el encanto y toda la racionalidad dejaron de pertenecerte, en el momento en que nada de ello fue real. Te diste cuenta, no tenía sentido, peregil, siempre tarde piaste.
Falsos. Tus pasos hacia la nada, siempre fueron en dirección contraria. Porque hacia allí te dirigías. Un tren con rumbo hacia el estallido final, hacia el absurdo de una vida medida en centímentros, pesos y medidas, todo listo y compre ya.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

trainspoting?


jaja.


de cualquier manera, yo pienso que hay mucho mas que eso.

*Blue*Princess* dijo...

no se si pueda determe

Ruth dijo...

Sin embargo, uno de tus mejores textos. Tiene música.

Belle dijo...

Excuse me but i just have to explode.

Tarde o temprano nos encontraremos en esa vía.

Muñeca dijo...

Las mujeres solemos ser así, y los hombres... SOMOS PERSONAS.
Me acuerdo del tema de Sui Generis que dice "Aprendí a ser, formal y cortes" la verdad no me acuerdo el nombre... nos forman en moldecitos que de a poco tenemos que ir destruyendo porque creemos que los moldes de los demás son mejores (cuando en realidad ellos también se los quieren sacar de encima).
y en algún momento nos preocupamos por ser nosotros mismos... en algún momento...

Ruth dijo...

No sé por qué me hizo pensar en un libro de Blas de Otero que se llama "Historias fingidas y verdaderas". Se consigue en edición de Alianza, por Corrientes. Te va a gustar.

Lala dijo...

Y así no se puede vivir, y menos arrastrar a nadie más.

me sentí identiicada, también habla de alguien que conozco...

besos!

Anónimo dijo...

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