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junio 26, 2006

noche

había ìdome a dormir con miles de preguntas y una afirmación. un conjunto pequeño de disculpas y un sin fin de poemas para vos. hablaba de flores y esteros del iberá, de pronto, no me preguntes cómo, apareció. Y la noche lluviosa se llenó de colores indescifrables y la calidez del amanercer aún lejos, parecía adivinarse.
antes de dormir, con los ojos húmedos apoyados en el rincón de alguna parte de mi cuerpo, se iban cerrando, luces nada más. Se había hilvanado una metáfora perfecta, una comparación raída y complicada, de esas que se llenan con el contenido de todo un día de espera.
Había pensado en tu voz inconclusa, de tu perfume desconocido y el ruído sordo de tus ropas al andar.
Rocío caías en el inverno de esta mañana que ya se avizoraba. Estabas en la punta del mundo. Las conversaciones eran fluídas y no había mentiras, había café, te o mate, ya no recuerdo bien. Estabamos los dos, siempre en un velo de ilusión.

Estaba pensando en ello, cuando de pronto dormí, y todo lo bello que había sido hasta hace un mintuo, se desilachó delante de esa reunión. Era tan perfecto que juré, iría a redactarlo la mañana siguiente. como siempre, las mañanas no son tan perfectas, como las noches soñadas.

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