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julio 31, 2009

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Me cubro los ojos, para no escuchar, el terremoto profundo que habita en mi (seguro ya es canción) y en cada frase, miro sus ojos almendras que deambulan en alguna historia sencillísima, de esas que sólo se dan en una cocina.

Huelo el perfumo de un mundo distinto, palpo los contornos, los perfiles y ribetes de una historia única, particular, que existe en algún resquicio de nuestra memoria, de nuestra imaginación o del cosmos entero.

Son estelas de algún recuerdo, de cualquier presente, de ningún futuro. Son fantasmas fatuos
que se incorporan desmedidos en una realidad perversa, que se cansa en decirte, NO! esto no es real.
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Sin embargo. Siempre el sin embargo termina por comprenderse, por comprender que nuestra vida está llena de caminos oscuros, andariveles misteriosos, escondites que nuestra imaginación niega, pero conciente que están allí. Y es justamente en ese allí, de una cocina amueblada, de un mate que pela, y unos ojos almendra, que me derriten el tiempo, me detienen los ciclos, me congelan los pensamientos.

Una cocina, como un comedor, como la habitación, como una plaza o un parque. No importa lo que sea, poder acercarse a esa realidad de ojos almendra, perfumes violaceos y cuerpos celestes, son la certeza de la deidad presente.

Será mucho o poco, es un corazón que late, a pesar de todo, a pesar de todos, late sintiendo, late combatiendo una realidad que no existe, que quiso vivir y no la dejamos.

4 comentarios:

Cel dijo...

Esa nostalgia rara que a veces se siente, la que brota de lo que nunca fue.
Un beso grande.

Carlos Lucero dijo...

deidad
estoy fascinado

gaLA dijo...

Que bonito… poder sentir esa nostalgia, eso es porque existen recuerdos que valen la pena retenerlos… recuerdos de lo que alguna vez fuimos e hicimos, que se mezcla con esa nostalgia de lo que ya nunca seremos… esos recuerdos y sueños del pasado… que permanentemente obstaculizan nuestro presente… y que sin querer queriendo contribuyen a complicarnos un poquito la existencia…

Un beso...

Sexy Sadie dijo...

Por qué será que nunca fuimos ni elegimos ser? Seguramente por la misma razón que se puede preferir recordar una playa antes que vivir en ella...no vaya a ser cosa que a una la muerda un cangrejo

love

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