-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ¿ves allí, amigo Sancho Panza, dónde se descubren treinta, o pocos más, desaforado gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer?; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
- ¿Qué gigantes? - dijo Sancho Panza.
-Aquellos que allí ves - responondió su amo- de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced - respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
- Bien parece- respondió Don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batlalla.
Miguel de Cervantes Saavedra,
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
1605.
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