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julio 09, 2010

manifiesto


Cordones deshilachados como esta oración. Van reposando en una musiquita de ocasión. Y el viaje aparece nuevo, singular.

Aunque de una sutileza particular, nada surge, por otra parte, de esas zapatillas rotas. Algo en su memoria lo determina significativo. Algo que valga la pena ser escrito. Estado ético del pasajero.

Nada surge. Así y todo, barro de la historia, algo en ese barro de zapatillas gastadas y cordones deshilachado lo hace resucitar de un letargo de subsuelo.

Caminan y el camino se hace más largo, más propenso a la espera, a la estadía en suspenso. Esa maldita y trágica espera. Zapatillas, de dónde han venido? Si estabas allí, antes de que todo esto empezara.

Luego, el cuadro continúa. De pronto, el olor a unas flores quemadas tan sólo la noche atrás. Quedó flotando en la mochila de tela una tuca mal fumada.

Todo se funde en este sueño que retumba en el  eco interminable, en el medio de tu sien. Esquelas, pequeñas agujas de memoria, de conexión impávida con tu futuro. En un presente de tren. Todo en una mezcla expectante de manifiestos perdidos en el fango de la historia.

2 comentarios:

Carlos Lucero dijo...

hola amigo
me gusta leerte
hay màs mùsica que antes....

saludillos

nadie dijo...

gracias hermano
creo que a veces,
la respuesta es necesaria

te quiero

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