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julio 05, 2010

tiempo de nadie

-Tarde piaste, gil. Se te pasa rápido, y el tiempo no se toma enemigos en esta guerrita de a uno. Se sucede sin más, y las coplas van saltando, de par en par, rápidito que ya se fueron.

Cuánta dulzura hay en esos ojos fugaces, esos ojos de estrella fugaz. Tanguito de primavera, amor de invierno, corazón de ayer. Dulzura encerrada en ojitos tiernos, verdaderos que miran tanta ficción. Estas mentiras, toditas en una vida tan verdadera. Ojos que sólo miran, qué si vieran! Puf, mamita que habría que ver.

Ojos y arena, en bolsitas de tiempo, te llevás a cambio de nada. De nadie, más bien. Souvenir, así francés, de fiesta de quince. nada vale. El tiempo. Tampoco tu vida. Que nadie está esperando, el final de un tiempo, que nunca aparece, que siempre está por empezar. Una historia más que vivida, repetida. Y se cansa uno, que el tiempo pase así, sin más, rápido pero repetido, siempre siempre repetido.

Y como si fueras vos mismo, vamos apurando algunas agujas despintadas, de un reloj de mentiras, para ver cuán frágil sos en la mirada de otro. Y el tiempo pesa, ya ves. Otros mirando tu propia mentira, esa vida que vos ves, allí mirando, pobres, sin a penas ver.

Y el tiempo que se te pasa, y vos sin saber qué hacer. Los ojos despintados, son tu único quehacer. Entonces sólo queda verla, dulce estampa de ayeres imposibles. Estás ahí, memoria danzante, la ves otoñal, un día cualquiera.

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