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octubre 25, 2010

Sin punta

Mi cuerpo apoyado, en el lugar equivocado de una cama a medio tender. El cuerpo deshilachado, carcomido por las ganas de continuar. Cuerpo incómodo se desvanece, en el aire. Estirado, como una silueta, apenas reconocible contornea el zócalo del piso. Allí abajo. Tan abajo.
Del otro lado, caído sobre el colchón, un libro deshecho. Como el cuerpo tendido. Pero las hojas recogidas y un lápiz sin punta. Roto de la bronca, en un párrafo se había tendido, trazando grafito sobre una palabra, un verso, algo ahí escondido. Sólo la madera y el grafito podían reconocer.
Allí estaba, tirado el lápiz, junto a un libro.
Las lineas se parten. Como el daltónico, el miope también reconfigura su existencia. Su mundo exterior. El mismo que para cualquiera, pero diferente.
Allí las palabras se ven dobles. Jamás, nadie podrá contar lo que un miope puede percibir. Es una luna con brillo explotando los márgenes. Son estrellas casi juntas, en todo el cielo. Sólo el fuego se ve más azul. Y la historia, tan diferente. Se ve.
Allí estaba, un cuerpo miope, mirando un cúmulo de sábanas sucias de historia. Cuántas lavadas podrán quitar, tanta memoria. Cuántas.
Ciegas, las paredes callan. Ausentes, respetan el silencio de la noche a oscuras. De las persianas sigilosas y las puertas cerradas nadie dice nada. Son las colchas que gritan, aturden el piso, paciente, como cansado.

Y lo que pasa, lo que encierra el deseo de estar ahí, lo que emerge como sutileza divina, como instancia reveladora es el momento de ahogo. Cuando parece que estamos a mil metros bajo el mar. Y no hay posibilidad de respirar. Allí, el ahogo se hace desenlace del momento de nacer. Ahogo como vitalidad creadora de sueños que son cigarras, rompiendo en la noche el llanto solemne.

Bailando, salimos a respirar. A recrear el sol y cantarle ternuras a la mañana y devolver abrazos a las calles repletas.  En el sueño dormido del presente, olvidando retazos de sueño, hilachas de sábanas mal tendidas. Y el lápiz sin punta, a punto de escribir.

1 comentario:

Cel dijo...

Esa imagen me llena de ternura.
A veces me dan unas ganas de abrazarte que se me salen del cuerpo.

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