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diciembre 21, 2010

amada subterranea

En el filo del espejo, en la esquina inferior de la ventana de un reflejo, el gesto atendible de la pollera ligera, ondula en el trajín de la espera.
Frente a un mundo que nadie podrá observar, ahí la tela se entrega al espejo, lo observa esquivo mientras danza la tela presa del viento inconsciente.

Las piernas ahora desnudas por el viento encienden el lienzo, asoman y dan cuenta al mundo de la osadía.
También son ellas presas del reflejo, piernas movdeizas, en el que la prenda se sostiene ojeando la esquina. Quedan quedas aguardando el envión que se arrastra tras los pasos del viento torbellinado

El reflejo se apaga, en los costaditos y al margen, se destapa de a poco la tarde que requiere reverencia
Se apaga la luz, el espejo saluda la amada subterránea

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