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septiembre 20, 2010

hilos deshilachados


Vivir así, con la resaca fresca, la tinta reseca encontrada en un baúl de trastos viejos, imaginando que quizá funcionaría. 
El cartucho casi nuevo, como malbec de tubo de ensayo. Frotó el pincel, para que la tinta descanse. Tomó una hoja de papel, el frío pegando en las hendijas de una ventana podrida, y un murmullo sostenido con las copas de una primavera temprana.
Trazó como pudo, como por un suspiro. Alejado del papel coordinó las lineas, un hilo deshilachado. Eso. Dibujado como con temperas, sólo colores pasteles en un tamiz avejentado. Eso. Un hilo deshilachado.
Al principio, conduce sentidos, el principio. Al final, pintura en el piso. Un hilo que pinta oscuros rojizos. Eso. Pintura en el piso, dispersa, por un pincel,. Hilos deshilachados.
Frases, sueltas, tan sólo separadas por un espacio. O dos. Frases que se sostienen de ojos. Dos. Y no alcanza, claro que no. Las lineas no se ven, y entonces la mirada dispensa. Nada retiene una frase. Todo se suspende por siempre. Queda, flotando en el aire. Separadas, tan sólo por el aire.

La tinta reseca, reseca.  No escribía. Nada. Quedaron los pensamientos, flotando, como hilos deshilachados.

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