Tocando al viento historias estoy andando, desnudo bajo el asfalto. Intentando recrear pequeños retacitos (chiquititos) de mentiras silenciosas. Masticando retículas de aire sofocado, mascando y mascando. Aire sofocado.
Ahogado, del invierno de las palabras, que cobijan desiertos inanimados insatisfechos de ingrata realidad. Y ahí vamos, con los dedos de-snudos, también, de-caricias de imaginación. Son las musas mudas que habitan el vacío y así descubrimos que vamos viviendo..
Y dejo los dos puntos, ahí arriba, en la oración pasada, y solicito una rápida respuesta de por qué he dejado ellos ahí. Solos, sin ninguna otra sentencia que los acompañara un poco.
Persisto en la habitación desierta de palabras. Desierta de musas. Como si ellas convivieran día a día en un estrato diferente, de lógicas tan disímiles, que nuestras cogniciones no fueran capaces de aprehender, pero estuvieran ahí, presentes y atractivas para el paladar. Para poder decirlas, están allí, debajo del polvillo que junta la mañana al abrir la persiana. Y las palabras flotan en un aire de terciopelos de papeles. Ubicadas en ese preciso momento, del escritor apantallando con extrema paciencia, esperando que la brasa rojiza del sinsentido dejara el letargo tras tanta cordura.
Esa frase la escuché en otro lado, esa frasecita canchera (congniciones no fueran capaces de aprehender) y el pensamiento repentino: que todo se leyera, en definitiva, con frases conocidas. cuouts las llama wikipedia.
Y hacía días las musas habían desaparecido, olvidándose qué hacer con tanta presencia. Pues vivían el día, con sabrosa indignación. Sentían que la humanidad entera había dejado de existir. Como fantasmas olvidados de cuento de brujas, la humanidad se resquebrajaba sin olerse, sin saberse ni beberse, sin tocarse, sin contagiarse, sin morirse. Juntos están muertos.
Y ellas, diosas griegas qué más, pudiendo ver tanto, pudiendo sentir todo y persistir muriendo. Veían el espectáculo macabro de la humanidad dormida, como la mansadumbre del apocalipsis, observar el espanto en las miradas, el desastre contenido en sus gestos. Eso es la humanidad para las musas perversas. Reaparecen cada tanto, dejando alguna que otra secuela.
Ahogado, del invierno de las palabras, que cobijan desiertos inanimados insatisfechos de ingrata realidad. Y ahí vamos, con los dedos de-snudos, también, de-caricias de imaginación. Son las musas mudas que habitan el vacío y así descubrimos que vamos viviendo..
Y dejo los dos puntos, ahí arriba, en la oración pasada, y solicito una rápida respuesta de por qué he dejado ellos ahí. Solos, sin ninguna otra sentencia que los acompañara un poco.
Persisto en la habitación desierta de palabras. Desierta de musas. Como si ellas convivieran día a día en un estrato diferente, de lógicas tan disímiles, que nuestras cogniciones no fueran capaces de aprehender, pero estuvieran ahí, presentes y atractivas para el paladar. Para poder decirlas, están allí, debajo del polvillo que junta la mañana al abrir la persiana. Y las palabras flotan en un aire de terciopelos de papeles. Ubicadas en ese preciso momento, del escritor apantallando con extrema paciencia, esperando que la brasa rojiza del sinsentido dejara el letargo tras tanta cordura.
Esa frase la escuché en otro lado, esa frasecita canchera (congniciones no fueran capaces de aprehender) y el pensamiento repentino: que todo se leyera, en definitiva, con frases conocidas. cuouts las llama wikipedia.
Y hacía días las musas habían desaparecido, olvidándose qué hacer con tanta presencia. Pues vivían el día, con sabrosa indignación. Sentían que la humanidad entera había dejado de existir. Como fantasmas olvidados de cuento de brujas, la humanidad se resquebrajaba sin olerse, sin saberse ni beberse, sin tocarse, sin contagiarse, sin morirse. Juntos están muertos.
Y ellas, diosas griegas qué más, pudiendo ver tanto, pudiendo sentir todo y persistir muriendo. Veían el espectáculo macabro de la humanidad dormida, como la mansadumbre del apocalipsis, observar el espanto en las miradas, el desastre contenido en sus gestos. Eso es la humanidad para las musas perversas. Reaparecen cada tanto, dejando alguna que otra secuela.
3 comentarios:
me interesó la temática
pregunta
¿hay varios tipos de musas?
idea...y pregunta
¿ser la musa?
o
¿ser una musa?
canción...
serlamusa serlamusa
serunamusa serunamusa
serlamu saaaa
serlamu seeee
serlamu saaaa
serlamu no no no no noooooooo
unamú saaaaa
unamú saaaaaaaaa
unamú
unanú
unamuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuusaaaaaaaaa
clan clan clan clan clan clan clan
taclaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan
clan
entre tanta lírica, y el horario mediodía, hoy la musa es una muza de morrones y aceitunas!
y vaya si no es también eso un alimento para el alma. y el cuerpo también
Me encantó esta parte:
"Como fantasmas olvidados de cuento de brujas, la humanidad se resquebrajaba sin olerse, sin saberse ni beberse, sin tocarse, sin contagiarse, sin morirse. Juntos están muertos".
Muchas felicitaciones por haber logrado un escrito tan intenso como este.
Un abrazo desde E. Ríos. Diego
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